Si la única realidad de la vida era el azar, la intrascendencia, la
confusión y la continua disolución de las formas en la nada para dar origen a
nuevas formas igualmente destinadas a la disolución, no hacía falta exprimirse
el cerebro inventando artificios: bastaba ofrecer a mis huéspedes una imagen
tolerable de la vida que nos rodea, un poco más desordenada que de costumbre,
para sumirlos en el caos.
(Juan Rodolfo
Wilcock. “El caos”, en El caos.
Buenos Aires,
Editorial Sudamericana, 1974.
Imagen: instalación de Alicia Martín).
Imagen: instalación de Alicia Martín).
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