Pero
cualquiera que, sin la locura de las musas, accede a las puertas de la poesía
confiando en que su habilidad bastará para hacerle poeta, ese es él mismo un
fracasado, de la misma manera que la poesía de los locos eclipsa a la de los
sensatos.
(Platón, por boca de Sócrates, 245b:
Fedro, o de la
belleza. Traducción de María Araújo.
Prólogo de Antonio Rodríguez Huéscar. Madrid, Aguilar, 1965.
Frederich Hölderlin en la imagen).
Prólogo de Antonio Rodríguez Huéscar. Madrid, Aguilar, 1965.
Frederich Hölderlin en la imagen).
No hay comentarios:
Publicar un comentario