…oh
flores
de Alemania, oh mi corazón
deviene 
cristal
infalible en el que 
la
luz se prueba cuando            Alemania
Hölderlin,
Del abismo propiamente…
…como
en las casa de los judíos (en 
recuerdo
de Jerusalén arruinada) siempre 
tiene
que dejarse algo i
n c o m p l e t o…
Jean
Paul, El valle de Kampan
Echa
el cerrojo: hay 
rosas
en la casa. 
Hay
siete
rosas en la casa. 
Está
el
candelabro de siete brazos en la casa. 
Nuestro
niño
lo
sabe y duerme.
(Lejos,
en Michailovka, en 
Ucrania
donde 
me
mataron padre y madre: ¿qué 
floreció
allí, qué 
florece
allí? ¿Qué 
flor,
madre, 
te
dolió allí
con
su nombre?
Madre,
a ti 
que
decías Wolfsbohne y no: 
lupino.
Ayer
vino uno de ellos y 
te
mató 
otra
vez en 
mi
poema.
Madre.
Madre,
¿de quién 
la
mano he estrechado 
cuando
fui con tus 
palabras
a 
Alemania?
En
Aussig, dijiste siempre, en
Aussig
del
Elba,
en
la huida.
Madre,
vivían allí 
asesinos.
Madre,
yo he 
escrito
cartas.
Madre,
no llegó respuesta.
Madre,
llegó una respuesta.
Madre,
yo he 
escrito
cartas a –
Madre,
ellos escriben poemas.
Madre,
no los escribirían 
si
no existiera 
el
poema que 
yo
he escrito por 
tu
amor
de
Dios. Alabado, decías tú, sea
el
Eterno y
glorificado,
tres
veces
amén.
Madre,
ellos callan.
Madre,
ellos soportan que 
la
infamia me difame.
Madre,
nadie 
contradice
a los asesinos.
Madre,
ellos escriben poemas.
Oh
madre,
cuánto
campo
extranjero lleva tu fruto!
¡Lo
lleva y alimenta
a
los que allí matan!
Madre,
yo 
estoy
perdido. 
Madre,
nosotros 
estamos
perdidos. 
Madre,
mi niño, que 
se
parece a ti.)
Echa
el cerrojo: Hay 
rosas
en la casa. 
Hay
siete
rosas en la casa. 
Está
el
candelabro de siete brazos en la casa. 
Nuestro
niño
lo
sabe y duerme.
(Paul
Celan. Los
poemas póstumos. 
Traducción
de José Luis Reina Palazón. 
Madrid, Editorial Trotta,
2003. 
NOTA: Wolfsbohne, esto es, baya de lobo)

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