Cuando pienso en ellas no pienso
en un secreto que hay que guardar,
pienso en hablar y hablar
cada vez más alto, y en elevarnos,
y en caer juntos mil veces.
Cuando pienso en ellas pienso en niños,
pienso en el día en que la renuncia acabe.
No pienso que algún día todo será distinto,
pienso en días en que nuestras vidas
estuvieron llenas, no recuerdo cuándo,
estábamos llenos unos de otros
y los días pasaban, y de la otra habitación
llegaba música, y nunca nos agotábamos.
Siempre viví en la calle, siempre
vine desde otro lugar con algo nuevo,
y pienso en el día en que por fin entendí
nuestra vida juntos, sabiendo que me esperabais,
y di gracias por habernos encontrado.
Pienso en cómo llegué al amanecer,
cómo bajé las persianas para que siguierais durmiendo,
cómo me acosté a vuestro lado
y os dije en voz baja: vengo de los campos
y del mar, acabo de comprenderos,
seguid durmiendo, aunque sea de día,
no despertéis ahora.
Pienso en cómo corrí hasta la casa,
y os vi dormir, y yo sonreía, susurraba:
acabo de comprenderlo, acabo
de comprenderlo.
(Pablo Fidalgo Lareo. La educación física.
Valencia, Pre-Textos, 2010.
Pablo Fidalgo Lareo en la imagen)
Hola, Fernando, te vi como seguidor de un blog amigo y decidí visitarte, me pareció muy bueno tu espacio, así que voy a quedarme por aquí como seguidor.
ResponderEliminarSi tienes ganas, te invito a pasar por el mío.
Un saludo desde Argentina.
Humberto.
www.humbertodib.blogspot.com
Muchísimas gracias, Humberto.
ResponderEliminarPasaré con mucho gusto por tu blog.
Un abrazote
Gracias, Fernando, eres muy amable, espero que no perdamos contacto.
ResponderEliminarTe dejo un gran abrazo.
Humberto.
qué hermoso poema!
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