La vida me rodea, como en aquellos años
ya perdidos, con el mismo esplendor
de un mundo eterno. La rosa cuchillada
de la mar, las derribadas luces
de los huertos, fragor de las palomas
en el aire, la vida en torno a mí,
cuando yo aún soy la vida.
Con el mismo esplendor, y envejecidos ojos,
y un amor fatigado.
¿Cuál será la esperanza? Vivir aún;
y amar, mientras se agota el corazón,
un mundo fiel, aunque perecedero.
Amar el sueño roto de la vida
y, aunque no pudo ser, no maldecir
aquel antiguo engaño de lo eterno.
Y el pecho se consuela, porque sabe
que el mundo pudo ser una bella verdad.
(Francisco Brines. Aún no. Llibres de Sirena, Barcelona, 1971. También en Ensayo de una despedida. Poesía completa. Barcelona, Tusquets Editores, Col. Marginales 160 - Nuevos Textos Sagrados, 1997; Antología poética. Madrid, Espasa Calpe, Col. Austral, nº 570, 2006; Todos los rostros del pasado: antología poética. Selección de Dionisio Cañas. Barcelona, Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores, 2007; Para quemar la noche. Introducción, edición y selección de Francisco Bautista. Salamanca, Ediciones Universidad de Salamanca y Patrimonio Nacional, 2010).
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