lunes, 31 de enero de 2011

Capella Cornaro


PLENITUD de la piedra que parece colmar el espacio vacío. La capilla está envuelta en la penumbra. Avanzas, caminante en lo oscuro, como en un escenario dispuesto para hacer de ti mismo otra pieza inconsciente de un teatro imposible. Frontones y columnas se despliegan. La figura se inclina en diagonal sobre el espacio. Véiale en las manos un dardo de oro largo, dijo. El dardo se dirige al corazón extático, al nudo de la sangre en que late secreto el dios que lo posee. La hornacina se llena de ojos ávidos. Fluyen sobre la piedra en olas, sobre los pliegues ardorosos. Cielo y tierra se juntan en los rayos de oro. En el sueño de dios hay dolor y dulzura y sangre y dardo atraviesan sin fin la piedra arrebatada.

(Andrés Sánchez Robayna. La sombra y la apariencia. Barcelona, Tusquets Editores, Col. Marginales 266 - Nuevos Textos Sagrados, 2010. En la imagen, donde se mira el poema, la Santa Teresa in estasi que esculpiera Gian Lorenzo Bernini para la capilla Cornaro de la iglesia romana de Santa Maria della Vittoria entre 1647 y 1651)

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