jueves, 2 de abril de 2009

Frederick



A Ricardo López Jaén, que me ha regalado
--un descubrimiento-- este cuento fantástico
para niños y ratones de todas las edades,
de todas las estaciones.
A lo largo del prado, donde las vacas pastaban y los caballos trotaban, había un viejo muro de piedra.
En ese muro, cerca de las cuadras y el granero, tenía su hogar una parlanchina familia de ratones de campo.
Pero como los granjeros se habían marchado, las cuadras estaban abandonadas y el granero vacío. Y cuando el invierno se acercaba, los ratoncitos empezaron a almacenar maíz y nueces y trigo y paja. Trabajaban todos noche y día. Todos menos uno, Frederick.
“¿Y tú, por qué no trabajas, Frederick?”, le preguntaban los demás. “Yo trabajo”, les respondía Frederick. “Recojo rayos de sol para los días fríos del invierno.”
Y cuando veían a Frederick sentado, mirando el prado, le decían: “¿Y ahora, Frederick?”, él simplemente respondía: “Recojo colores para los días grises del invierno.”
Y una vez vieron a Frederick que parecía adormilado. “¿Estás soñando, Frederick?”, le reprocharon. Pero Frederick les contestó: “No, estoy recogiendo palabras. El invierno es largo y temo que nos quedaremos sin cosas que contar.”
Los días de invierno llegaron, y cuando cayó la primera nevada, los cinco ratoncitos se metieron en su agujero entre las piedras del muro.
Al principio había comida suficiente y los ratoncitos se contaban historias de zorros estúpidos y gatos tontos. Eran una familia feliz.
Pero, poco a poco, se fueron comiendo casi todas las nueces, la paja se acabó y el maíz era apenas un recuerdo. Hacía frío y ya no les apetecía hablar.
Entonces se acordaron de lo que Frederick les había dicho sobre los rayos del sol, los colores y las palabras. “¿Y tus provisiones, Frederick?”, le preguntaron.
“Cerrad los ojos”, dijo Frederick mientras se subía a una enorme piedra. “Ahora os envío los rayos de sol. ¿Sentís su dorado aliento?” Y mientras Frederick les hablaba del sol, los cuatro ratoncitos comenzaron a sentir su calor. ¿Sería la voz de Frederick? ¿Era magia?
“¿Qué hay de los colores, Frederick?”, preguntaron ansiosamente. “Cerrad los ojos otra vez”, dijo Frederick. Y cuando les habló de las azules pervincas, de las rojas amapolas en los trigales amarillos, y del verde de las hojas de los arbustos, vieron tan claramente los colores como si los tuviesen pintados en su imaginación.
“¿Y las palabras, Frederick?” Frederick se aclaró la voz, esperó un momento y, como si hablase desde un escenario, dijo:
“¿Quién esparce la nieve?
¿Quién derrite el hielo?
¿Quién pinta de gris los días? ¿Quién los hace bellos?
¿Quién siembra la primavera con hojas de trébol?
¿Quién apaga el día? ¿Quién enciende la luna en el firmamento?

Cuatro ratones de campo que viven junto al sol.
Cuatro ratones de campo como tú y como yo.

Uno es Ratónprimavera, que viene con aguaceros.
Otro es Ratónverano, que abraza con fuego.
Después viene Otoño con nueces y trigo.
El último es Invierno… con los pies fríos.

Cuatro estaciones, ¡qué suerte tenemos!
Ni una de más, ni una de menos.”

Cuando Frederick terminó, todos le aplaudieron. “Pero, Frederick”, dijeron. “¡Tú eres poeta!”

Frederick se sonrojó, hizo una reverencia y tímidamente dijo: “Ya lo sé.”

(Leo Lionni. Frederick. Ilustraciones del propio autor. Traducción de Xosé M. González Berreiro. Sevilla, Kalandraka, 2008. Col. Libros para soñar. La primera edición del libro es de 1963. Nota: aunque he transcrito el texto completo, nos parece imprescindible que éste se lea acompañado de las maravillosas ilustraciones de Lionni, y la de Kalandraka es una edición preciosa).

6 comentarios:

  1. En Frederick, el autor recrea la fábula de la cigarra y la hormiga, aunque Frederick, poeta que se aprovisiona de rayos de sol, colores, palabras... es aceptado como es, al contrario que la cantarina cigarra de la vieja fábula.
    Frederick es un canto a la individualidad y al descubrimiento y aceptación de la propia identidad (¡ay!, como suena a Infantil) a la vez que está presente la integración de todos los individuos en la sociedad, pues todos, desde su diversidad, aportan algo al bien colectivo. En este caso, se trata de la dimensión social del artista, no como ser automarginado o rechazado, sino como persona necesaria para los demás. Ser diferente no es un obstáculo a salvar, mas bien es un enriquecimiento a conseguir.
    Hay muchos que opinan que, si por cada año del siglo pasado tuvieramos que elegir un cuento, este sería el cuento elegido de entre todos los publicados en 1969.

    Amigo, una poesía cada día y de cuentos... cientos.

    Disfruta y descansa. Un abrazo.

    Vicente

    ResponderEliminar
  2. Sin viaje, sir salir de uno mismo, sin atender a lo de fuera, sin observar, sin descubrir … es decir, sin experiencias no hay conocimiento, todo aprendizaje supone un salir de uno mismo para ir a lo otro y regresar, ensimismarse y descubrir cómo ha impregnado lo experimentado todo nuestro ser. Viajar es experiencia y vivencia. No solo aprehendes lo exterior, viajando te descubres a ti mismo. No es un mero desplazamiento, es un emprender y regresar cargado de significación psicológica, de emociones ambivalentes, de sentimientos.

    El viaje nace en la ensoñación y se realiza siguiendo el impulso épico de Ulises, de medirse al mundo en una larga navegación. Pero en el estar fuera se entreteje el volver a ser en el propio lugar, o el encontrar el propio ser en un lugar distinto, viajes de ida y vuelta de la ensoñación a la realidad y de la realidad al ensimismamiento.

    ¡Feliz viaje!

    Vicente

    ResponderEliminar
  3. ¿Qué tal, Fernando? Me alegro mucho de que haya sido un descubrimiento el cuento de Frederick. Cada día nos cuesta más encontrar cosas que nos aporten algo nuevo, algo distinto, algo enriquecedor e inusual, y qué te voy a decir de las personas. Pero, afortunadamente, tú has encontrado un Frederick y yo un Fernando, poeta, en mi camino. Por lo cual te doy a ti las gracias, por ser como eres, frágil y sensible, expuesto al ataque del servilismo cruel y de los corazones envidiosos que nos rodean, más de lo que deberían.
    Nada, Fernando, lo dicho, hay que aguantar el paso de los inviernos y abrazar todas las primaveras que quedan por vivir. No hace mucho que nos conocemos, pero soy uno de esos ratones que dicen "¡tú eres poeta!" y tú contestas "ya lo sé". Pues eso, que quien no sea capaz de percibirlo y de sentirlo que le den porque se va a morir de asco y nunca verá los colores del arco iris ni del campo, ni sentirá los rayos cálidos del sol y, por supuesto, no comprenderá el significado de las bonitas palabras.
    ¡Cabezas cuadriculadas sin corazón!
    ¡Ah, por cierto, feliz viaje a Ítaca!

    ResponderEliminar
  4. ÍTACA (KAVAFIS)

    Cuando emprendas tu viaje hacia Ítaca

    debes rogar que el viaje sea largo,

    lleno de peripecias, lleno de experiencias.

    No has de temer ni a los lestrigones ni a los cíclopes,

    ni la cólera del airado Posidón.

    Nunca tales monstruos hallarás en tu ruta

    si tu pensamiento es elevado, si una exquisita

    emoción penetra en tu alma y en tu cuerpo.

    Los lestrigones y los cíclopes

    y el feroz Posidón no podrán encontrarte

    si tú no los llevas ya dentro, en tu alma,

    si tu alma no los conjura ante ti.

    Debes rogar que el viaje sea largo,

    que sean muchos los días de verano;

    que te vean arribar con gozo, alegremente,

    a puertos que tú antes ignorabas.

    Que puedas detenerte en los mercados de Fenicia,

    y comprar unas bellas mercancías:

    madreperlas, coral, ébano, y ámbar,

    y perfumes placenteros de mil clases.

    Acude a muchas ciudades del Egipto

    para aprender, y aprender de quienes saben.

    Conserva siempre en tu alma la idea de Ítaca:

    llegar allí, he aquí tu destino.

    Mas no hagas con prisas tu camino;

    mejor será que dure muchos años,

    y que llegues, ya viejo, a la pequeña isla,

    rico de cuanto habrás ganado en el camino.

    No has de esperar que Ítaca te enriquezca:

    Ítaca te ha concedido ya un hermoso viaje.

    Sin ellas, jamás habrías partido;

    mas no tiene otra cosa que ofrecerte.

    Y si la encuentras pobre, Ítaca no te ha engañado.

    Y siendo ya tan viejo, con tanta experiencia,

    sin duda sabrás ya qué significan las Ítacas.

    ResponderEliminar
  5. Gracias a todos por tan inteligentes, amables y necesarios comentarios. Muchos abrazos

    ResponderEliminar