miércoles, 4 de febrero de 2009

Hermanas


En cuanto mi hermana y yo salíamos de
la casa de nuestra madre, todo lo que queríamos
hacer era follar, y olvidar
su pequeño cuerpo de gorrión y sus delgadas
piernas de saltamontes. ¡Los cuerpos de los hombres
eran como el cuerpo de nuestro padre! Los enormes
tobillos, costados, muslos, la
estructura masculina de las caderas, rodillas, gemelos --
lo podíamos tener allí, los traseros
escarpados y prohibidos, la parte trasera de las rodillas, la polla
en nuestra boca, ah la polla en nuestra boca.
Como exploradoras que
descubren una ciudad perdida, nos volvíamos
locas de gozo, desnudábamos a los hombres
lenta y cuidadosamente, como si
descubriéramos artefactos enterrados que
probaban nuestra teoría de la cultura perdida:
que si Madre decía que no estaba allí,
estaba allí.

(Sharon Olds: "Las hermanas del tesoro sexual", en Julio Mas Alcaraz. La diferencia entre Pepsi y Coca Cola. Antología de Poesía Norteamericana Contemporánea. Madrid, Vitrubio, 2007. Vid. Sharon Olds. Satán dice. Traducción de Rosa Lentini y Ricardo Cano Gaviri. Tarragona, Igitur, 2001; El padre. Traducción de Mori Ponsowy, y Los muertos y los vivos. Traducción de Juan José Almagro Iglesias y Carlos Jiménez Arribas. Ambos: Madrid, Bartleby Editores, 2004 y 2006 respectivamente)

2 comentarios:

  1. AGUA SEXUAL (pABLO nERUDA)
    ____________________________.......
    Rodando a goterones solos,
    a gotas como dientes,
    a espesos goterones de mermelada y sangre,
    rodando a goterones,
    cae el agua,
    como una espada en gotas,
    como un desgarrador río de vidrio,
    cae mordiendo,
    golpeando el eje de la simetría, pegando en las costuras del
    alma,
    rompiendo cosas abandonadas, empapando lo oscuro.

    Solamente es un soplo, más húmedo que el llanto,
    un líquido, un sudor, un aceite sin nombre,
    un movimiento agudo,
    haciéndose, espesándose,
    cae el agua,
    a goterones lentos,
    hacia su mar, hacia su seco océano,
    hacia su ola sin agua.

    Veo el verano extenso, y un estertor saliendo de un granero,
    bodegas, cigarras,
    poblaciones, estímulos,
    habitaciones, niñas
    durmiendo con las manos en el corazón,
    soñando con bandidos, con incendios,
    veo barcos,
    veo árboles de médula
    erizados como gatos rabiosos,
    veo sangre, puñales y medias de mujer,
    y pelos de hombre,
    veo camas, veo corredores donde grita una virgen,
    veo frazadas y órganos y hoteles.

    Veo los sueños sigilosos,
    admito los postreros días,
    y también los orígenes, y también los recuerdos,
    como un párpado atrozmente levantado a la fuerza
    estoy mirando.

    Y entonces hay este sonido:
    un ruido rojo de huesos,
    un pegarse de carne,
    y piernas amarillas como espigas juntándose.
    Yo escucho entre el disparo de los besos,
    escucho, sacudido entre respiraciones y sollozos.

    Estoy mirando, oyendo,
    con la mitad del alma en el mar y la mitad del alma
    en la tierra,
    y con las dos mitades del alma miro al mundo.

    y aunque cierre los ojos y me cubra el corazón enteramente,
    veo caer un agua sorda,
    a goterones sordos.
    Es como un huracán de gelatina,
    como una catarata de espermas y medusas.
    Veo correr un arco iris turbio.
    Veo pasar sus aguas a través de los huesos.

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  2. CABALLERO SOLO

    "Los jóvenes homosexuales y las muchachas amorosas,
    y las largas viudas que sufren el delirante insomnio,
    y las jóvenes señoras preñadas hace treinta horas,
    y los roncos gatos que cruzan mi jardín en tinieblas,
    como un collar de palpitantes ostras sexuales
    rodean mi residencia solitaria,
    como enemigos establecidos contra mi alma,
    como conspiradores en traje de dormitorio
    que cambiaran largos besos espesos por consigna.

    El radiante verano conduce a los enamorados
    en uniformes regimientos melancólicos,
    hechos de gordas y flacas y alegres y tristes parejas:
    bajo los elegantes cocoteros, junto al océano y la luna,
    hay una continua vida de pantalones y polleras,
    un rumor de medias de seda acariciadas,
    y senos femeninos que brillan como ojos.

    El pequeño empleado, después de mucho,
    después del tedio semanal, y las novelas leídas de noche en cama,
    ha definitivamente seducido a su vecina,
    y la lleva a los miserables cinematógrafos
    donde los héroes son potros o príncipes apasionados,
    y acaricia sus piernas llenas de dulce vello
    con sus ardientes y húmedas manos que huelen a cigarrillo.

    Los atardeceres del seductor y las noches de los esposos
    se unen como dos sábanas sepultándome,
    y las horas después del almuerzo en que los jóvenes estudiantes
    y las jóvenes estudiantes, y los sacerdotes se masturban,
    y los animales fornican directamente,
    y las abejas huelen a sangre, y las moscas zumban coléricas,
    y los primos juegan extrañamente con sus primas,
    y los médicos miran con furia al marido de la joven paciente,
    y las horas de la mañana en que el profesor, como por descuido,
    cumple con su deber conyugal y desayuna,
    y más aún, los adúlteros, que se aman con verdadero amor
    sobre los lechos altos y largos como embarcaciones:
    seguramente, eternamente me rodea
    este gran bosque respiratorio y enredado
    con grandes flores como bocas y dentaduras
    y negras raíces en forma de uñas y zapatos."

    (pABLO nERUDA. "Residencia en la tierra". Madrid, Ediciones del Árbol, 1935).

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