Amé tanto en la vida y voy a desaparecer. / Estúpido y joven vi las auras de las bellezas, / pude leer murmullos en el cielo / y viví un estado alterado de la conciencia. / Como el espíritu del mundo / viví suspenso en el rocío, en el aire, / en los rayos del sol y de la luna. / Viví la fantasía de lo que podía vivir / sustituyendo la realidad, / ligero y frívolo, con la profundidad de un charco / sobre el asfalto, / con un traje puesto, otro lavándose, y otro en el armario. / Con el corazón de un animal / y colores fuertes cubriendo mi cuerpo / gocé perlas y concubinas, / alimenté un temperamento para el amor / y fui prisionero de la morbosidad de la tristeza. / La mujer piensa que el hombre / nunca sabe nada del corazón / aunque lo vea arder en montañas de llamas / rojas y flameantes / y congelar su aliento con el sonido seco de la lagrima. / El mundo sobrenatural de la pasión / es más real y atemorizante: / burla a la muerte y vence a lo invencible. / El amor y la pasión van juntos: / la pasión destruye, y el amor / lo pone a uno en su lugar, sin resentimientos, / en el suplicio de la esperanza. / No sé si la guerra que viví / fue para aferrarme a lo que amé / o para destruirlo. / Pero la diversión de la vida / acaba gruñendo y gimiendo. / La naturaleza siempre dice la verdad: / al ser humano le gusta su propia basura / y ve lo negro de la noche / con el color de los ojos de la amante / Amé tanto en la vida y voy a desaparecer.
(Francisco de Asís Fernández. Orquídeas salvajes.
Madrid, Visor, 2008)
Me da vértigo!
ResponderEliminarel punto muerto y la marcha atras
vivir de los atascos
los frenos automáticos y el olor a gasoil.
Me angustia!
el cruce de miradas
la doble direcciòn de las palabras
y el osceno mirar de los semáforos.
Me arruinan la prisas!
el paso obligatorio
las tardes de domingo
y hasta la linea recta.
Que beban!
los que no tienen dudas
y aquellos que se acerran a sus ideales
sobre los de cualquiera.
Me cansa!
tanto tráfico y tanto sin sentido
parado junto al mar
mientras el mundo gira.
Este poema de tu colega del pueblo Sergi, en una tarde de domingo ya sabes
¡otia Sergio!
ResponderEliminarta bien el poema
La pelirroja mía, por ejemplo, últimamente sobre todo, parece pensar que no sé nada del corazón, o que no lo tengo. De todas formas, he descubierto a una rubia. Y el caso es encontrar color dentro del corazón, pues otras lo tienen negro negro.
ResponderEliminarBueno el poema, auténtico.
saludos desde nice
ResponderEliminarSigo leyendo tu blog: Demasiada necesidad de algo que alimente la sensibilidad en estos tiempos que amenazan y casi golpean.
ResponderEliminarHas sido refugio de mucho.
Un besito
Elvi