No quiero alargarme más en esto, pues dello se puede colegir que cualquiera parte que se lea de cualquiera historia de caballero andante ha de causar gusto y maravilla a cualquiera que la leyere. Y vuestra merced créame y, como otra vez le he dicho, lea estos libros, y verá cómo le destierran la melancolía que tuviere y le mejoran la condición, si acaso la tiene mala. De mí sé decir que después que soy caballero andante soy valiente, comedido, liberal, bien criado, generoso, cortés, atrevido, blando, paciente, sufridor de trabajos, de prisiones, de encantos.
(Miguel de Cervantes. El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha. Capítulo L. "De las discretas altercaciones que don Quijote y el canónigo tuvieron, con otros sucesos". Madrid, por Juan de la Cuesta. Véndese en casa de Francisco de Robles, librero del Rey Nuestro Señor, 1605)
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