Mentir constantemente no tiene como objetivo hacer que la
gente crea una mentira, sino garantizar que ya nadie crea en nada. Un pueblo
que ya no puede distinguir entre la verdad y la mentira no puede distinguir
entre el bien y el mal. Y un pueblo así, privado del poder de pensar y juzgar,
está, sin saberlo ni quererlo, completamente sometido al imperio de la mentira.
Con gente así, puedes hacer lo que quieras.
(Hannah Arendt. Verdad
y mentira en política. Traducción de Roberto Ramos Fontecoba. Barcelona, Editorial
Página Indómita, 2017)
FIAT VERITAS NE PEREAT MUNDUS
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