Durante mucho tiempo pensé que había heredado el oficio de
mis padres, por la lentitud de los surcos labrados alineados sobre la página,
con grandes esfuerzos del brazo, del puño, de la bóveda de la espalda y del
tiempo empezado antes del alba: como escritor, yo vivía como el arcaico
campesino del boustrophedón, vieja palabra
que significaba que los bueyes que tiran del arado se vuelven al cabo del surco
para emprenderla con el que sigue, en línea paralela, pero en sentido inverso.
(Michel Serres. Variaciones
sobre el cuerpo. Traducción de Víctor Goldstein. Buenos Aires, Fondo de
Cultura Económica, 2011)
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