Hay un vértigo oculto en cada
átomo.
En la mínima parte de las cosas
se encuentra, pertinaz, la
inconsistencia.
Unas cuantas partículas,
que giran incesantes alrededor de
un punto,
dan como resultado
la aparente quietud de la
sustancia.
Cuando en el interior de la
molécula
y un ochenta y cinco por ciento
en vacuidad,
la solidez es una presunción.
Tal vez sea la causa
por la que no podamos
tener una certeza o un principio
al que asirnos:
saber que nuestros cuerpos,
lo que quisimos ser y lo que
amamos,
la tierra que lo habrá de cubrir
todo,
la materia de cuanto conocemos
está principalmente
compuesta por vacío.
(Inma Pelegrín. Óxido. Valencia,
Pre-Textos, col. Poesía, 915, 2007.
Pre-Textos, col. Poesía, 915, 2007.
Imagen: Antimatter de
Vjeko Sager)
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