El laberinto es la defensa mágica de un centro, de un
tesoro, de una significación. Sólo se puede entrar en él mediante un rito
iniciático, tal como nos lo propone la leyenda de Teseo. Ese simbolismo es el
modelo de la existencia humana que se enfrenta a numerosas pruebas para avanzar
hacia su propio centro, hacia sí misma, hacia el atman, como dicen en la India.
Muchas veces he tenido conciencia de salir de un laberinto después de haber
encontrado su hilo conductor en medio de la adversidad. Todos hemos conocido
esa experiencia. Pero debo añadir que la vida no está hecha de un solo
laberinto. La prueba se repite una y otra vez.
(Mircea Eliade. La prueba
del laberinto. Traducción de Jesús Valiente Malla. Madrid, Cristianidad, 1980.
Imagen: detalle de Teseo y el Minotauro,
1500, del “Maestro dei Tavarnelle” o “dei Ovidio” o “dei Cassoni Campana”)
No hay comentarios:
Publicar un comentario