Con
la escritura, instrumento eficaz y ambivalente, se han declarado guerras y se
han firmado tratados de paz; se han difundido seudoteorías oportunistas y se
han fijado los grandes descubrimientos del pensamiento honesto; gracias a la
escritura se ha ido acumulando y conservando una parte esencial de la memoria
humana: las ciencias y las técnicas con las que cada nueva generación puede
abrirse camino sin tener que empezar desde cero; las historias que nos ligan a
nuestras raíces y, muy especialmente, esas obras excelentes, quizá
generosamente gratuitas, que son los escritos literarios, las elaboraciones
estéticas del lenguaje, la creación de mundos posibles
(Jesús
Tuson Valls. La escritura: una
introducción a la cultura alfabética. Barcelona, Octaedro, 1996. Imagen: la
Biblia de Gutenberg)
La escritura; tal vez la más tenaz enemiga del pensamiento único.
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