No
poder dudar ya, ser incapaz incluso de participar en la parte oscura de la fe:
este es, y sólo él, el estado pleno de la falta de gracia, el estado de la
muerte fría, en el que incluso se ha perdido ya el olor pútrido, ese último
aliento oscuro de la vida.
(Ernst
Jünger. Un corazón aventurero. Figuras y
caprichos. Barcelona, Tusquets, 2003. Traducción de Enrique Ocaña. Leído en Jacobo Muñoz, “Sólo un dios
puede salvarnos”, en Juan Manuel Navarro Cordón y Ramón Rodríguez
(compiladores), Heidegger o el final de
la filosofía. Madrid, Editorial Complutense, 1993)
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