Cuando piensas en el resplandor, que en vez de
contenerse
vierte su abundancia sin seleccionar en toda
ranura o recoveco no cubierto o escondido; cuando
piensas
que los huesos de los pájaros, sin estrépito,
van quedos por la luz como en alto testimonio; cuando
piensas
en el resplandor, que da en los ramales más
culpables
del urdido corazón y no rechista en influirlos,
sin disfraces ni oscurecimientos; cuando piensas en
la abundancia de esa fuente que ilumina los
rielantes
cuerpos azules y las doradas alas de las moscas
arremolinadas
sobre la mierda o las tripas de una carnicería
natural
y cuya tormenta generosa no flaquea nunca; cuando
piensas
que vacío o aire, nieve o pedernal, sepia o lobo,
rosa o liquen,
cada uno es aceptado en cuanta luz pueda tomar,
el corazón se amplia, el hombre se incorpora y mira
alrededor,
la hoja no se alza por encima del hierbajo, la
oscura
obra de las más profundas células afina con los
arbustos de mayo
y el miedo encendido por tamaño aliento se trueca
sereno en alabanza.
(H. R. Ammons. Basura
y otros poemas.
Versiones de Daniel Aguirre y Marcelo Cohen.
Barcelona, Lumen, 2014)