Son
así los sueños, no hay nadie
que
anticipe su rostro. Saben
nutrirse
de un verano, de la cueva del viento,
de
los oceanarios matinales,
de
un desnudo integral en la academia.
Llegan
de todas partes, a veces de los muertos
que
vienen a habitarnos,
de
sus ásperas arpas
que
siempre sonarán donde pisemos.
Son
así,
los
universos fuertes
deciden
concurrir ante nosotros.
Puede
esperarse al circo y al cometa,
a
los galgos ahorcados, a los héroes de sombra
de
Conrad en los sueños.
Hay
quien elige, sin embargo,
ir
a su encuentro a la intemperie,
quien
logra abrirse paso
en
el desbordamiento prodigiosos,
quien
recorre las dunas que custodian
el
milagro en la noche
y
allí busca
el
lugar del abrazo con la ausente.
(Christian
Law Palacín.
Algo menos que el
corzo.
Valencia,
Pre-Textos, 2009)