A los hombres por los que yo me intereso les deseo sufrimientos, abandono, enfermedad, malos tratos, desprecio; yo deseo que no les sea desconocido el profundo desprecio de sí mismo, el martirio de la desconfianza de sí mismo, la miseria del vencido.
(Friedrich
Nietzsche. La
voluntad de dominio. Ensayo de una transmutación de todos los
valores, en
Obras
completas. Traducción, introducción y notas de Eduardo Ovejero y Maury. Madrid, Aguilar, 1932, tomos VIII y IX)
Si hay alguna forma de que reaccionemos es siendo conscientes de la realidad, de nuestro egoísmo acomodado, de la quimera de pensar como confiadas marionetas del consumismo, y sobre todo, si queremos salir adelante, hemos de reconocer que hemos perdido algo más que los principios, nos estamos deshumanizando.
ResponderEliminarNo me gusta mucho el pesimismo de Nietzsche, pero comparto su idea de combatir a los durmientes. Un saludo.
no creo que sea pesimismo... me inclino porque su visión de la fortaleza no viene de lo alto, de los dioses, sino más bien de lo profundo de la caída... de lo más humano, el sufrimiento.
ResponderEliminarLa miseria del vencido... pero como generadora de nueva lucha, de deseo, de impulso renovador...
gracias por compartir este fragmento! besos
Gracias, Ana, Mónica. Abrazos
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