¿Qué secretos quema en su corazón mi joven amiga,
alma de dulce máscara que aspira una flor?
¿Con que alimentos vanos su ingenuo calor
logra este rayo de una mujer dormida?
Soplo, sueños, silencio, calma invencible,
triunfas, oh paz más poderosa que el llanto,
cuando la onda grave y la extensión de este sueño
amplio
conspiran sobre el seno de una considerable enemiga.
Durmiente, haz dorado de sombras y abandonos,
tu reposo temible abarca tales dones,
oh cierva de larga languidez junto a un racimo,
que, aún el alma ausente, errante en los infiernos,
tu forma de vientre puro que un brazo vuelve fluido,
vela; tu forma vela, y mis ojos están abiertos.
(Paul Valéry. Traducción de Rosa Lentini)
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