Ah, tan poco que decir, tan poco que hacer, y tanto miedo, ciertos días, de encontrarse abandonados, y nada más que decir, ni que hacer, sólo que los días pasan, y se van, y viene el sueño sin que se haya dicho nada, sin que se haya hecho nada o casi nada.
(Samuel Beckett. Días felices.
Traducción de Antonio Rodríguez Gayo.
Madrid, Cátedra, 1989)
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