y recuerdos a Gustave, que nos presentó.
(Charles Bovary:)
Desde tan cerca, sus ojos le parecían más grandes, sobre todo cuando, al despertar, abría los párpados varias veces seguidas; negros en la sombra y de un azul oscuro a plena luz, tenían como capas de colores sucesivos, unas capas que, más espesas en el fondo, iban siéndolo menos hacia la superficie del esmalte.
(Gustave Flaubert. Madame Bovary.
Traducción de Consuelo Berges.
Madrid, Alianza Editorial, 1974)
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