lunes, 3 de abril de 2017

A los sueños


Aún vivo en todas las viejas direcciones,
llevo gafas oscuras, incluso en el interior,
donde las confidencias comparten mi cama
con los fantasmas, entrando en la cocina

a medianoche para comprobar el grifo.
Salgo tarde hacia el colegio y cuando llego
nadie parece reconocerme. Permanezco
sentado, indefenso, ignorado y vacío.

Esas pequeñas tiendas que sólo abren de noche
donde hago mis discretas compras.
Esos cines escondidos en barrios miserables
aún proyectan las borrosas películas de mi vida.

El héroe, siempre lleno de extravagante ilusión,
¿perdiéndolo todo al final –sea lo que sea--?
Entonces salgo a la luz fría y carente de fe
esperando a la salida con la boca cerrada.

(Charles Simic. Mi séquito silencioso. Traducción de Antonio Albors. Madrid, Vaso Roto, col. Poesía, 59, 2014)

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