Porque yo recuerdo
que tuve todo eso, y que vi
reposar a un burro blanco
en el sol de Enero y que oí
comentar a los mayores
las noticias de cierta lejana
guerra. Y el movimiento del caballo
y ese rey perezoso me retuvieron
horas y horas
en el perfume de la media mañana
esperando la brillante jugada de
mi padre.
(Rodolfo Hinostroza, del poema
“Del infante difunto”, en Consejero del
lobo, La Habana, El Puente, 1964; Lima, Fondo de Cultura Popular, 1965)
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