Recupero, pues pierdo la vergüenza en días de celebración, un texto que
subí al blog en 2008 (Verano dylaniano o de los nombres de Cristo ) y que ya entonces formaba parte de un libro que se publicaría
tiempo después: Soñé la muerte y otros
poetas (Madrid, El sastre de Apollinaire, 2011). El texto es malo (sólo es
un homenaje o medallón, entre dadá y be-bop), la foto lo es aún más, pero entonces
poco importaba: aquel año murieron varios amigos. También había perdido una
casa y un amor. (Y seguí creyendo –bendito sea-- en Bob).
“Rober Allen Zimmerman
Robert Allen Dylan Thomas
Zimmerman
Robert Allen Dylan Thomas
Bob Allen Dylan
Bob Dylan
Bob
God
God Dylan
(demasiado fácil,
blasfemia consentida)
Creo en Bob
Creo en los últimos poetas
de un país arrasado
hicimos nuestros
los daguerrotivos de los bosques
en llamas de abril
y los senderos cóncavos
de los ángeles atormentados de la
desolación
te veo en la portada del
Freewheleelin´ paseando con Suze Rotolo en el Greenwich Village
Bob Dylan in love
fernando nombela es una casa con
muchas puertas
algunas conducen
irremediablemente a la alegría
otras te echan en brazos
de la perdición
pero yo creo en Bob
además de las primeras ediciones
de los poetas salvajes
aquella chica que tuve que echar
de casa se me llevó tus vinilos
y los del Be Bop
de Charlie Parker y Gillespie y
de Lady Day y Thelonius Monk
y Miles y John Coltrane y Van
Morrison y Tom Waits y Robert Johnson y Chet Baker
y los Zeppelin y Hendrix y
Leonard Cohen y Nick Cave y los Stooges de Iggy Pop
y seguí creyendo en Bob
sólo hay dos caminos
y algunos días ambos conducen
a la desolación
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