viernes, 12 de agosto de 2016

Una vez en Detroit (Nos quisimos tanto con Marvin Gaye)


La segunda vez no se oía nada salvo la música de las esferas deslizándose sobre la tierra caliente una noche de verano; la primera vez ya tenía bastante con respirar, pero la tercera vez, oh dios mío, la tercera vez que hice el amor, en el asiento delantero de un coche (después pasamos al de atrás), escuché todos los discos de la Motown.

Se llamaba Diana y olía a ropa nueva y a frutas del bosque.

Todo eso a la vez.

La Motown y frutas del bosque.

Una y otra vez.

(Fernando Nombela. Autobiografía del rock and roll)

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