A mi padre
Ahora me
parece que no pasa
el tiempo
del dolor, y detenida,
incrédula,
retorna y se acompasa
la escena
de la eterna despedida.
Los dos en
la estación, las grandes ruedas
que se
mueven, el gesto de la mano...
Un año se
ha cumplido sin que puedas
irte de
allí donde te busco en vano.
¿Cuándo
vas a volver? Ya sé que nunca.
No hay
milagros así. Y el tiempo miden
las
agujas, y el duelo ahí está siempre
regresando:
tu voz, tu vida trunca.
Cuando los
que se quieren se despiden
es mejor
no saber que es para siempre
(Alejandro Bekes. Si hoy fuera siempre.
Antología
poética, 1978-2002. Valencia,
Pre-Textos, col. La Cruz del Sur. 2006)
Cuando los que se quieren se despiden
es mejor no saber que es para siempre
No hay comentarios:
Publicar un comentario