viernes, 19 de junio de 2015

Si te quedas en mi país


En mi país la poesía ladra
 suda orina tiene sucias las axilas.
 La poesía frecuenta los burdeles
 escribe cantos silba danza mientras se mira
 ociosamente en la toilette
 y ha conocido el sabor dulzón del amor
 en los parquecitos de crepé
 bajo la luna
 de los mostradores.

 Pero en mi país hay quienes hablan con su botella de vino
 sobre la pared azulada.

 Y la poesía rueda contigo de la mano
 por estos mismos lugares que no son los lugares
 para filmar una canción destrozada.

 Y por la poesía en mi país
 si no hablaste como esto
 te obligan a salir
 en mi país
 no hay donde ir
 pero tienes que ir saliendo
 como el acné en el cascarón rosado.
 Y esto te urge más que una palabra perfecta.

 En mi país la poesía te habla
 como un labio inquietante al oído
 te aleja de tu cuna culeca
 filma tu paisaje de Herodes
 y la brisa remece tus sueños
–la brisa helada de un ventilador.
 Porque una lengua hablará por tu lengua.
 Y otra mano guiará a tu mano
 si te quedas en mi país.

(Enrique Verástegui. 
En los extramuros del mundo
Lima, Milla Batres, 1971)

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