jueves, 11 de septiembre de 2014

Nadie recorre estos caminos


Nadie recorre estos caminos. Sólo de vez en cuando pasa fugazmente uno de aquellos huidizos viajeros que miran presurosos en torno suyo, no para encontrar a alguien, sino para no ser encontrados; no de aquellos fugitivos que ni siquiera en su seguro escondrijo anhelan recibir un mensaje del exterior, los que sólo se permiten salir al encuentro de la muerte como el ciervo sale al encuentro de la bala -esa bala que explica por qué está ahora tan silencioso el ciervo pero que no explica por qué estaba tan inquieto.

Nadie recorre estos caminos, sólo el viento que sopla y que no se sabe de dónde viene y adónde va. Y quien se abandona a la seductora insinuación de la soledad y sigue el estrecho sendero para ocultarse en lo sombrío del bosque (…)

Bene vixit, qui bene latuit, dice el poeta. Si esto es verdad, yo he vivido bien, pues elegí bien mi refugio. Y es cierto también que el mundo y todo lo que hay en él tiene mejor aspecto cuando se lo mira furtivamente desde un lugar apartado. Y también es seguro que todo lo que se escucha y es digno de ser escuchado en el mundo, en ninguna parte resuena tan agradablemente, tan cautivamente como en un lugar apartado. ¡Cuántas veces he buscado mi rincón apartado! Lo conocía hace tiempo ya, pero recién ahora descubro que es tan tranquilo durante el día como lo es cualquier lugar durante la noche. Siempre hay aquí silencio, belleza. Pero lo más bello es cuando el sol de otoño se detiene al fin de la jornada; cuando el cielo resplandece en un azul lleno de anhelos; cuando la naturaleza toma un respiro luego del calor del día; cuando los árboles, las flores y las plantas se estremecen deliciosamente al compás del aire refrescante que las acaricia; cuando el sol disminuye su fulgor para sumergirse desnudo en el mar; cuando la tierra se dispone a reposar y elevar su acción de gracias al cielo y el sol benigna y dulcemente la abraza con su beso de despedida.

(Søren Kierkegaard, Etapas en el camino de la vida, leído en Guardini, Romano: “Acerca del significado de la melancolía”, en Alcmeón. Revista Argentina de Clínica Neuropsiquiátrica, n°3, 2001)

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