domingo, 27 de julio de 2014

Möbius


Hay riesgos que jamás deben correrse. La aniquilación de la humanidad es uno de ellos. Sabemos lo que el mundo puede hacer con las armas que ya posee, e imaginemos lo que haría con las que yo pudiera facilitarle. A esta idea he subordinado mi actividad. Yo era pobre. Tenía una mujer y tres hijos. En la universidad me esperaba la fama, y en la industria el dinero... Ambas vías eran demasiado peligrosas, pues hubiera tenido que publicar mis trabajos. Mi sentido de la responsabilidad me impuso otro camino. Dejé la universidad y renuncié a la industria, abandonando a mi familia a su destino. Y elegí la máscara de la locura. En cuanto empecé a decir que se me aparecía el rey Salomón, me encerraron en este manicomio
(Friedrich Dürrenmatt. Los físicos.
Traducción de Juan José del Solar.
Barcelona, Tusquets, 1995)

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