Alessandro se ha olvidado de las bragas perdidas en los cajones de las mesillas de los hoteles, de los pintalabios distráidos en los baños de los restaurantes, de las marcas de labios en las boquillas de los cigarros tirados en los adoquines. ¡Qué morboso el Alessandro! ¡Qué jodío!
Alessandro se ha olvidado de las bragas perdidas en los cajones de las mesillas de los hoteles, de los pintalabios distráidos en los baños de los restaurantes, de las marcas de labios en las boquillas de los cigarros tirados en los adoquines.
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