jueves, 5 de junio de 2008

Emilio Prados


I

Estoy cansado. Un cuerpo padece mi agonía, / un cuerpo o multitudes que mi piel no dispone, / un ser que vive o sueña la altitud de mis límites... / ¡Quisiera huir: perderme lejos de su olvido! / Estoy cansado de ocultarme en las ramas; / de perseguir mi sombra por la arena; / de desnudarme entre las rocas, / de aguardar a las puertas de las fábricas / y tenderme en el suelo con los ojos cerrados: / estoy cansado de esta herida. / Un amigo me dice: "Hay cuerpos que aún se ofrecen / como jugosas frutas sin sentido... / "Otro amigo me canta: "¡Vuelan las aves vuelan!". / Yo quiero huir, perderme lejos, / allá en las regiones donde unas anchas hojas / tiemblan sobre el estanque de los sueños que inundan.

II
Puente de mi soledad: / con las aguas de mi muerte / tus ojos se calmarán. // Tengo mi cuerpo tan lleno / de lo que falta a mi vida, / que hasta la muerte, vencida, / busca por él su consuelo. // Por eso, para morir, / tendré que echarme hacia dentro / las anclas de mi vivir. // Y llevo un mundo a mi lado / igual que un traje vacío / y otro mundo en mí guardado / que es por el mundo que vivo. // Por eso, para vivir, / tendré que echarme hacia dentro / las anclas de mi morir. // Puente de mi soledad: / por los ojos de mi muerte / tus aguas van hacia el mar, / al mar de que no se vuelve. // Por eso, para vivir, / tendré que echarme hacia dentro / las anclas de mi morir.

III
La persiana está rota y el sol mete / un gajo de luz aquí en mi cuarto: / este largo renglón que entre dos sombras / paralelas se extiende horizontal / frente a mí en la pared, al pie del lecho. / No he descansado aún. La noche lleva / en su ola mansa enteros los despojos / de mi desalojada historia aún viva. / Prolongado mi insomnio, en su resaca, / que pronto acabará, solo en la arena / de esta luz penetrada permanezco: / voy disolviendo aún mi retirada / para volverla a ver recién nacido. / Ya no puedo pensar. ¡Ya estoy sin mí!... / El renglón de la luz se estrecha: ¡tiemblo! / ¡No sé llegar! ¡Esas dos sombras!... / ¿Viven? ¿Van a vivir conmigo?... / En su renglón / la luz comienza a dibujar un nombre... / No; la imagen de un nombre... / No; su vida. / ¡Una paloma en el alféizar!... / -¿Mío?... / Trato de comprender. La luz se acaba... / En su resaca voy desalojado.

IV
Yo no quería, / no quería haber nacido. // Me senté junto a la fuente / mirando la tarde nueva... // El agua brotaba lenta. / No quería haber nacido. // Me fui bajo la alameda / a ocultarme en su tristeza. // El viento lloraba en ella. / No quería haber nacido. // Me recliné en una piedra / por ver la primera estrella... / ¡Bella lágrima de estío! / No quería haber nacido. // Me dormí bajo la luna. / ¡Qué fina luz de cuchillo! // Me levanté bajo mi pena... / (Ya estaba en el sueño hundido.) // Yo no quería, / no quería haber nacido.
(Emilio Prados. Poesía completa. Edición de Carlos Blanco Aguinaga y Antonio Carreirad. Madrid, Visor, 1999)

1 comentario:

  1. Ke pacha campeón, soy el Nacho, tu compi de cañas. ¿Cómo lo llevas tío? Seguro que bien, haber si un día de estos te hago una visitilla por las Cuencas. Por cierto, aquí te dejo mi email por si me quieres decir alguna chorradilla. Cuídate.

    nachoflayer@hotmail.com

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