Y al privar a mis ojos de claridad, la muerte
vuelve pura la luz por ellos mancillada.
JEAN RACINE
Para llegar a ser todo, no quieras ser nada en absoluto.
SAN JUAN DE LA CRUZ
I
Amar a Dios a
través de la destrucción de Troya y de Cartago, y sin consuelo. El amor no es
consuelo, es luz.
Todo lo que
carece de valor rehúye la luz. Aquí abajo, podemos escondernos bajo la carne.
En la muerte, ya río se puede. Quedamos desnudos expuestos a la luz.
Al principio, es
el movimiento lo que hace daño. Cuando se llega a la abertura, es la luz. No
sólo ciega, sino que hiere. Los ojos se rebelan contra ella.
Un método para
comprender las imágenes, los símbolos, etc. No tratar de interpretarlos, sino
simplemente mirarlos hasta que brote de ellos la luz.
El objeto de la
búsqueda no debe ser lo sobrenatural, sino el mundo. Lo sobrenatural es la luz:
si hacemos de ello un objeto, lo menoscabamos.
Sólo lo bello
permite estar satisfecho con lo que existe. Los trabajadores tienen más
necesidad de poesía que de pan. Necesidad de que su vida sea una poesía. Necesidad
de una luz de eternidad.
II
La luz, con el
tiempo, produce un acostumbramiento a la luz que permite recibir más luz, y así
sucesivamente. Progresión exponencial de las gracias.
La compasión por
la fragilidad siempre está ligada al amor por la verdadera belleza, porque
sentimos intensamente que las cosas verdaderamente bellas deberían estar
aseguradas con una existencia eterna y no lo están.
Sólo el espacio
inmenso donde habitan la luz y el vacío
se hizo de súbito presente de parte a parte, colmó el
corazón,
y lavó los ojos casi ciegos bajo el polvo.
III
En cada hombre
hay algo sagrado. Pero no es su persona. Tampoco es la persona humana. Es él,
ese hombre, simplemente.
No se posee más
que aquello a lo que se renuncia.
Aquello a lo que no se renuncia se nos escapa.
El amor es la
mirada del alma.
(Simone Weil. La
gravedad y la gracia. Traducción, introducción y notas de Carlos Ortega.
Madrid, Trotta, 1988; La persona y lo
sagrado. Traducción de María Tabuyo y Agustín López Tobajas. Palma de
Mallorca, José J. Olañeta Editor, 2014; Poemas
seguidos de Venecia salvada.
Traducción de Adela Muñoz Fernández. Trotta, 2006; La fuente griega. Traducción de José Luis Escartín y María Teresa Escartín.
Madrid, Trotta, 2002; Gabriella Fiori. Simone
Weil. Una mujer absoluta. Traducción de Silvio Mattoni. Buenos Aires,
Adriana Hidalgo Editora, 2006; Juan de la Cruz. Vida y obras completas de
San Juan de la Cruz. Edición crítica, notas y apéndices de Lucinio
Ruano. Biografía de Crisógono de Jesús y Matías del Niño Jesús. Madrid, BAC,
1971, 6ª ed.)

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