jueves, 11 de septiembre de 2025

Cometierra

Me volvió a decir gracias, como si no supiera qué otra cosa hacer. Yo le di la mano y, cuando me la agarró, sí pareció que se iba a poner a llorar. Me dio pena. No sé si por ella, o por lo que le habían dicho a María, o por mi mamá, o por la Florensia, o por la novia del Walter, o por mí. Lástima de todas juntas. Una tristeza enorme.

La acompañé hasta la reja. Le di un beso como pude y ella se alejó por la vereda de mi casa, como tantos otros, para no volver nunca más.

(Dolores Reyes. Cometierra. Madrid, Alfaguara, 2025)

Y pensé que yo también quería,

ahí afuera, un nombre para mí.

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