M. y yo nos conocimos a finales de los años cincuenta. Para mí fue como una nueva adolescencia: escalofríos y zumbidos. Certeza. Llevamos más de treinta años viviendo juntas. Prefiero no contar mucho al respecto. La intimidad, tan poco valorada ya en este mundo, sigue siendo una cualidad lógica y razonable del paraíso.
(Mary Oliver. Horas de invierno.
Traducción de Regina López Muñoz.
Madrid, Errata Naturae, 2022)
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