Quizá, pensé, quizá son los
hombres y las mujeres a los que amamos; quizá eso es el Espíritu Santo, el
espíritu humano, ésa es toda la historia. Tal vez hay una gran alma de la que
todo el mundo forma parte. Estaba allí sentado pensándolo y de pronto... lo
supe. Sabía desde lo más hondo que era verdad y aún lo sé.
(John Steinbeck. Las uvas de la ira. Traducción de María
Coy Girón. Barcelona, RBA, 2001)
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