Ven, tú, el
último, a quien reconozco,
dolor incurable
que se adentra en la carne:
igual que yo
ardía en el espíritu, mira:
ardo ahora en
ti; la leña ha resistido
largamente la
llama que encendías,
pero ahora te
alimento, y en ti ardo.
Mi calma se hace
furia en tu furia, se hace infierno,
subo a la
confusa cima del dolor,
sabiendo que
nada del futuro valdrá
para mi corazón.
Que guardaré en silencio
todo lo que ha
atesorado. ¿Soy yo aún
quien arde, ya
irreconocible?
No puedo
adentrarme en los recuerdos.
Oh vida, vida:
tendría que estar fuera.
Pero estoy
dentro, en llamas. Ya nadie me conoce.
(Último poema de
Rainer Maria Rilke, escrito en el invierno de 1926; en Antonio Pau, Vida de Rainer Maria Rilke: La belleza y el
espanto, Madrid, Trotta, Col. La dicha de enmudecer, 2007)
Maravilloso.Sublme
ResponderEliminar