Si hay un amante en el mundo, oh
musulmanes, ése soy yo.
Si hay un creyente o un eremita
cristiano, ése soy yo.
Las heces del vino, el copero, el
trovador, el arpa y la música,
el amante, la vela, la bebida y
la alegría del bebedor, ése soy yo.
Los setenta y dos credos y sectas
del mundo no existen:
juro ante Dios que todo credo y
toda secta están en mí.
Tierra, aire, agua y fuego, y
hasta el cuerpo y el alma,
la verdad, la mentira, lo bueno y
lo malo, lo sencillo y lo difícil
desde el principio hasta el fin,
el saber y el aprender, el
ascetismo, la piedad y la fe, todo eso soy yo.
El fuego infernal, podéis estar
seguros, con sus limbos flamígeros,
sí; y el Paraíso y el Edén y las
huríes,
la tierra y el cielo y todo
cuanto contienen,
ángeles, genios y humanidad, todo
eso soy yo.
(Yalal ad-Din Muhammad RUMÍ (1207-1273),
en Idries
Shah. Los sufíes. Traducción
de Pilar Giralt Gorina. Introducción de Robert Graves. Barcelona, Luis de Caralt
Editor, 1975)
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