Mientras
duermes mi mano
escribe
sobre tu cuerpo
una
palabra.
Y
al escribirla tiemblas
como
una hoja en el invierno.
Cuando
despiertes mi mano
habrá
borrado esa palabra.
Entonces
será tuya.
(Eduardo
Chirinos.
No tengo ruiseñores en el dedo.
Valencia, Pre-Textos, 2006)
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