(En recuerdo de Rafael Chirbes,
con quien compartía la fascinación
por este personaje galdosiano)
Voy a contar cómo fue al quemadero el inhumano que tantas vidas infelices
consumió en llamas; que a unos les traspasó los hígados con un hierro candente;
a otros les puso en cazuela bien mechados, y a los demás los achicharró por
partes, a fuego lento, con rebuscada y metódica saña. Voy a contar cómo vino el
fiero sayón a ser víctima; cómo los odios que provocó se le volvieron lástima,
y las nubes de maldiciones arrojaron sobre él lluvia de piedad; caso patético,
caso muy ejemplar, señores, digno de contarse para enseñanza de todos, aviso de
condenados y escarmiento de inquisidores.
(Benito Pérez Galdós. Torquemada en la hoguera (1889), en Obras completas, IV.
Notas por Federico Carlos Sainz de Robles. Madrid, Aguilar, 1941)
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