Me pedís que crea que hay otra línea además de la que mis
sentidos indican, y otro movimiento además de éste del que tengo conciencia
habitual. Yo, a cambio, os pido que describáis con palabras o indiquéis
moviéndoos esa otra línea de la que habláis. Vos, en vez de moveros, os
limitáis a ejercitar un arte mágico que os permite desaparecer y volver a
haceros visible; y, en vez de una descripción lúcida de vuestro nuevo mundo, os
limitáis a decirme el número y tamaño de unas cuarenta personas de mi séquito,
datos que conoce cualquier niño de mi capital. ¿Puede haber mayor
irracionalidad o descaro? Reconoced vuestra necedad o salid de mis dominios.
(Edwin A. Abbott. Planilandia.
Una novela de muchas dimensiones. (Flatland,
romance of many dimensions, 1884). Ilustrado por el autor. Introducción de
Banesh Hoffmann. Traducción de José Manuel Álvarez Flórez. Palma de Mallorca, José
J. Olañeta Editor, col. Torre del Viento, 2, 1999)
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