Es
necesario esperar, aunque la esperanza haya de verse siempre frustrada, pues la
esperanza misma constituye una dicha, y sus fracasos, por frecuentes que sean,
son menos horribles que su extinción.
(Samuel
Johnson, en James Boswell. La vida de
Samuel Johnson. Prólogo de Frank Brady. Edición y traducción de Miguel
Martínez-Lage. Barcelona, Acantilado, 2007)
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