Una palabra nos
encierra.
El viento pule en ella. El fuego.
El mar también.
Sobre la palabra que gira alrededor
del sol
las cosas tambalean,
oscurecen o tornan en destello el cuerpo.
La palabra ocupa hasta la suerte;
al final vuelve cansada de otro hacer,
de una invisible proximidad.
Asimismo como uno tiembla bajo sus rutas
la palabra toca las puertas desoladas,
los restos del sueño,
la tierra hermosa de la nada tendida en su primer
vacío.
(José
Barroeta. Fuerza del día, en Todos
han muerto (Poesía completa 1971-2006). Presentación de Eugenio Montejo.
Prólogo de Víctor Bravo. Canet de Mar (Barcelona),
Candaya, 2006)
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