Si
nos llamara la naturaleza, de la que recibimos el primer préstamo, le diremos:
toma mi alma mejor que tú me la diste; no vuelvo la espalda ni escondo;
dispuesto tienes por mí, que lo quiero así, lo que me diste sin yo enterarme:
llévatelo.
(Lucio Anneo Séneca. De tranquillitate animi, XI, 3.
Imagen: detalle de La muerte de Séneca de Rubens)