Hacia el oeste
el avance del imperio continúa;
Cuatro de los
actos ya en pasado,
El quinto
cerrará el drama con el día;
La más noble
progenie del tiempo es la última.
(Bishop Berkeley)
Mira
esto. Mira dentro de lo que gira sin puntos de apoyo. Cierra los ojos. No va a
llamar a la puerta ningún vendedor. Relájate. Túmbate. No quiero nada de ti. Túmbate.
Relájate. La tierra fértil se va con agua. Túmbate. Abre los ojos. Mira a tu
alrededor. Mira. Escucha. Utiliza esos oídos que me enorgullece llamar tuyos. Escucha
el silencio que hay detrás del ruido de los motores. Cielo Santo, escucha. ¿Lo
oyes? Es una canción de amor.
¿Para
quién?
Eres
amada.
(David
Foster Wallace: “Hacia el oeste”, en La
escoba del sistema. Traducción de José Luis Amores Baena. Málaga, Pálido
fuego, 2013)
SI TODO LO QUE TENEMOS COMO MANDO
Y COMO DIOS SON LAS PALABRAS,
DEBEMOS TRATARLAS CON CUIDADO
Y CON RIGOR: DEBEMOS ADORARLAS.
(En una carta de David Foster Wallace
a Jonathan Franzen, 15 de julio de 1992)
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