Pienso en la flor que se abre en mi cuerpo.
BLANCA VARELA
Transforma-se o amador na cousa amada.
LUIS DE CAMOES
(Prólogo)
No
había escrito
nunca
un poema de amor. Un
asco
por nombrar
lo que es respiración.
Morada. Ésta
como saturación de
piel y éste
como vivir en otro
dentro de uno mismo
(lo que era
interior
expuesto ante la luz).
Encomendarse al símil
para aquello que sabes
nunca
ha tenido palabras
(nunca
ha tenido palabras).
I
El lugar donde estás no tiene
aristas. Allí donde
comienza comienza
el precipicio
donde no tú
no yo. Éste es el
espacio
de la necesidad
o por mejor decir
la piedra y la cadena
confundidas
en que la esclavitud. El
origen
del gozo y el origen
del miedo
–su breve luz
haciendo inmaterial—
pues nada
sino esto
nos sujeta a la
tierra.
II
Éste era el sentido
de la profanación
éste el sabor de lo
que tanto tiempo
habías masticado.
No hacerse
sino
deshacerse.
No hablar
sino callar.
El que espera.
El que recibe.
Besa primero el
huésped y le brinda
un espacio
ofrece
pero no
violenta no atosiga.
Para desmoronarte
así
le habías construido
–sólo
lo inflexible se
rompe--.
Ahora desaprendes la
trampa
del lenguaje.
Lo que dice
tu cuerpo no tiene
boca.
III
El desorden trabaja como crece una herida
hacia
adentro y hacia
afuera.
El deseo es lo mudo.
En lo mudo fermenta lo
que
descuartiza un
cerebro.
Un extraño jardín un
extraño mercado.
En el borde del cráter
alguien
canta
y su canto remueve la
pólvora.
IV
Donde comienzo yo comienzas
tú. Ésta es la
ceremonia
del error
la brecha
del desastre.
si al menos existieran
un punto de partida y un punto
de llegada. Si no
fuéramos
móviles
si
pudiéramos fundar
alguna cosa
si
rompernos
limpiamente
contra el otro.
(Ada Salas. Limbo y otros poemas.
Valencia, Pre-Textos, 2013).
Qué profundo.
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