--Te queda muy bien el pelo –le dice a Ronnette.
--Me lo teñí yo. Tuve un sueño muy raro, ¿sabes? Vi que el mundo entero se deshacía. Yo estaba en La Ciénaga y desde allí se veía el mundo entero y se deshacía como si fuera de verdad. Así que pensé: si el sueño se vuelve realidad, ¿qué podría hacer para evitar que el mundo se deshiciera? ¿Entiendes?
Asiento con la cabeza.
--¿Qué podría hacer para que las cosas sean de otro modo? Así que pensé que si me hacía un agujero en la oreja, o cambiaba de aspecto físico, o me teñía el pelo, el mundo a lo mejor no se deshacía. Con que me teñí el pelo y este rosa dura. Me gusta. Dura. Y ya no creo que el mundo se vaya a deshacer.
(Bret Easton Ellis. Menos que cero.
Traducción de Mariano Antolín Rato.
Barcelona, Anagrama, 1986).
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