sábado, 18 de junio de 2016

La luz de Caravaggio


La que me entusiasma es la tercera invención de Caravaggio: es decir, el diafragma luminoso que hace de sus figuras unas figuras apartadas, artificiales, como reflejadas en un espejo cósmico. Aquí los rasgos populares y realistas de los rostros se pulimentan en una caracterización mortuoria, y así la luz, aun estando tan empapada del instante del día en el que está captada, se fija en una grandiosa máquina cristalina. No sólo el Baco joven está enfermo, sino también su fruta. Y no sólo el Baco joven, sino todos los personajes de Caravaggio están enfermos, ellos, que deberían ser por definición vitales y sanos, tienen, en cambio, la piel deslucida por una cenicienta palidez de muerte. 

(Pasolini, Pier Paolo: "La luce di Caravaggio" (1974), en Saggi sulla letteratura e sull'arte (Volume II). Note a cura di Walter Siti e Silvia De Laude, con un saggio di Cesare Segre. Milano, Mondadori, 2008)

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