viernes, 27 de febrero de 2015

Están aquí, están en mí


Creo en que mi madre y mi padre vienen a visitarme. Creo que también vienen todos los músicos que he conocido y que ya están muertos. Cuando trabajas con grandes músicos, pasan a ser para siempre una parte de ti: personas como Max Roach, Sonny Rollins, John Coltrane, Bird, Diz, Jack Dejohnette, Philly Joe. Echo mucho de menos a los muertos, especialmente a medida que envejezco: Monk, Mingus, Freddie Webster y la Gorda. Pensar en los que han desaparecido me pone de mal humor, por lo que procuro no hacerlo. Pero sus espíritus caminan a mi alrededor, de modo que ellos están todavía aquí y de alguna manera se manifiestan. Es una cuestión espiritual, y parte de lo que yo soy actualmente son ellos. Todo ha quedado en mí, todo lo que de ellos aprendí a hacer. La música viene del espíritu y de lo espiritual, así como de los sentimientos. Creo, pues, que su música continúa aquí, en algún lugar.

(…)

Yo solía soñar que me parecía ver ciertas cosas, ver una materia diferente, una especie de humo o nubes, con las que mi mente formaba imágenes. Ahora lo hago cuando despierto por las mañanas y quiero ver a mi madre o a mi padre o a Trane o a Gil o a Philly, o a quienquiera que sea. Simplemente me digo: «Quiero verles», y allí están, y les hablo. A veces miro el espejo y veo en él a mi padre. Esto ha venido ocurriendo desde que murió y escribió aquella carta. Creo definitivamente en el espíritu, pero no pienso en la muerte: tengo demasiadas cosas que hacer para preocuparme por ella.

(Miles Davis y Troupe Quincy. Miles. La autobiografía.
Traducción de Jordi Gubern Ribalta. Barcelona, Ediciones B, 1991)

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