Precisamente
los problemas que la realidad plantea al hombre que dialoga con ella por medio
de su razón prueban que la razón sí puede decir de dónde le viene la
conminación a su pensar, y a criticarlo y a mejorarlo. Por eso no es de esperar
que el hombre interrumpa su diálogo racional con la realidad para entablar ese
otro “diálogo en la historia del Ser” cuyos personajes se niegan a
declarar de dónde reciben la suya.
(Manuel
Sacristán Luzón. Ideas gnoseológicas de Heidegger.
Madrid, CSIC, col. Instituto Luis Vives de Filosofía, 5, 1959)
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